18 de enero, Sábado de la I semana del tiempo ordinario
Vivimos en una sociedad que polariza y con frecuencia divide y etiqueta, señalando quiénes son dignos y quiénes no. Las redes sociales amplifican esos juicios rápidos, y las diferencias se convierten en muros.
El núcleo del mensaje de Jesús es claro: su misión no es para los perfectos, sino para los que necesitan misericordia. Llama a Leví, un recaudador de impuestos despreciado, y comparte con él y sus amigos una mesa que se convierte en signo del Reino.
En tiempos en que se vende lo VIP, lo exclusivo en realidad se convierte en lo excluyente. Necesitamos ir juntando a los distintos en esa gran mesa comaprtida que somos la humanidad y comparte los recursos de la naturaleza. Feliz sábado.