27 de junio, Viernes de la XII semana del tiempo ordinario Sagrado Corazón de Jesús
En un mundo que sobrevalora la eficiencia y el rendimiento, perdemos de vista el valor de lo frágil, lo extraviado, lo aparentemente inútil. Las agendas se llenan, los algoritmos nos perfilan y las excepciones parecen no tener cabida. Pero ¿quién no se ha sentido alguna vez fuera de lugar?
La parábola de la oveja perdida nos recuerda que cada vida cuenta, incluso —y especialmente— la que se aleja del camino esperado. El cuidado se manifiesta no en cifras, sino en gestos concretos de búsqueda, acogida y alegría compartida. La ternura no es debilidad, sino fuerza transformadora.
Detengámonos un instante y preguntémonos: ¿a quién hemos dejado atrás, en qué rincón de nuestra propia historia nos hemos perdido? Atrevámonos a mirar con compasión, a volver a cargar sobre los hombros lo que importa. Y celebremos juntos cada reencuentro, por pequeño que parezca. Feliz viernes, feliz día del Sagrado Corazón.
