17 de septiembre. Martes de la XXIV semana del tiempo ordinario
En la vida hay muchsa ocasiones para llorar y desgraciadamente se dan demasiadas situaciones en las que muchas madres y viudas sólo les queda llorar por sus hijas y sus hijos. Y esto ocurre en un mundo en el que cada vez más se anestesia ante el dolor del prójimo.
Jesús se encuentra con una madre desolada que ha perdido a su único hijo. La compasión es la primera reacción de Jesús, quien se conmueve al ver su dolor, revelando su cercanía y sensibilidad al sufrimiento humano. Sus palabras, «No llores», no son solo una expresión de consuelo, sino el preámbulo a un milagro que cambiará radicalmente la situación.
Tenemos el reto de volver nuestros corazones de piedra en corazones de carne. Corazones que vivan la compasión por el dolor del prójimo y darnos cuenta que el dolor de el de al lado es una ocasión para la solidaridad. Feliz martes.