8 de octubre, miércoles de la XXVII semana del tiempo ordinario
En un mundo que se comunica a toda hora, pocas veces encontramos palabras que unan en lugar de dividir. La inmediatez nos acostumbra a hablar sin escuchar, a pedir sin pensar en el otro. Sin embargo, seguimos necesitando un lenguaje que nos acerque.
Jesús enseña a sus discípulos una oración sencilla y profunda: reconocer al Padre, pedir lo necesario y perdonar como deseamos ser perdonados. No son fórmulas vacías, sino un modo de situarnos con humildad y confianza en clave del Reino de Dios.
Intentemos que nuestras palabras hagan de puente y no muro. Aprendamos a nombrar con respeto, a agradecer lo que llega y a ofrecer perdón donde haya herida. Se trata de entrar en una dinámica de cuidado compartido,. Feliz miércoles.
