28 de septiembre. Sábado de la XXV semana del tiempo ordinario
En general nos gustan las cosas claras, sólo que la complejidad de la vida nos las oscurece. Vivir en neustor mundo de incertidumbres es aprender a caminar entre oscuridades y alguna luz que nos pueda dar pistas.
Hoy el Evangelio nos anima a no quedarnos en la superficie de la admiración por lo que parece fácil o grandioso, sino a entrar en el misterio de la entrega y del amor. Jesús hoy nos invita, como lo hizo con sus discípulos, a caminar con él hacia Jerusalén donde será entregado.
En meido de nuestros ajetreos en nuestras pequeás cuevas necesiamos de alguna luz que nos sitúe. Se trata de reconocer qué es lo que iluminan los pasos de nuestra vida y caer en la cuenta hacia dónde nos llevan. Feliz sábado.