5 de septiembre, Martes XXII, tiempo ordinario
En medio del abrumador alboroto en el que vivimos cada vez nos cuesta más distinguir palabras que merezcan la pena. Son palabras que hablan de verdad, palabras que unen, que nos dan esperanza y que transforman la realidad. Frente a ellas está el griterío inútil y ruidoso que no cambia nada y se centra en uno mismo.
Las palabras de Jesús nos hablan del Reino de Dios. Son palabras que expulsan demonios, curan y que nos dicen que Dios está con nosotros. El Evangelio trata de eso, de ser buena noticia que cambia las cosas para bien.
¿Cómo son nuestras palabras? ¿A qué apunta aquello que decimos? Estamos llamados a ser buena noticia para otros y especialmente para quienes más lo necesitan y eso sólo no es decir, sino que es un hacer diciendo. Feliz martes.