20 de noviembre, jueves de la semana 33 del Tiempo Ordinario.
En estos días escuchamos que los cambios se aceleran y que a veces no llegamos a reconocer el momento oportuno para actuar. Vivimos entre prisas y desconciertos que nos impiden leer lo que sucede a nuestro alrededor. Necesitamos una mirada que sepa interpretar el tiempo.
El Evangelio recuerda la destrucción de Jerusalén en el año setenta, una herida histórica que el autor relee como falta de reconocimiento del tiempo decisivo. Jesús llora porque la ciudad no percibe la oportunidad de paz que se le ofrece. Su lamento señala la importancia de comprender el momento que puede cambiarlo todo.
Hoy podríamos ejercitar una atención profunda que nos ayude a discernir lo que está naciendo. Podríamos tratar de vivir con sensibilidad los instantes que piden una respuesta nueva. Es un intento de que nos dispongamos a reconocer el tiempo propicio que puede abrir horizontes para vivir juntos. Feliz jueves.
