6 de agosto. Sábado XVIII Tiempo Ordinario Transfiguración del Señor
A veces parece que vivimos como una especie de duerme vela en la que no sabemos si estamos dormidos o no. Hay algunos ámbitos de la sociedad que nos quiere tranquilos, adormilados y a nosotros mismos nos interesa a veces esa analgesia que calma los dolores del mundo.
Los discípulos que acompañan a Jesús viven algo grande y para ello se tuvieron que espabilar. Es uno de los momentos en que Jesús es confirmado en su misión y se estrecha, aún más su relación con el Padre. Pero no se pueden quedar ahí, tienen que bajar del monte a completar la misión.
En el letargo estival solemos empanarnos aún más. Pero también es el tiempo de la lucidez, el tiempo de que sin prisa podemos pensar y profundizar. Es el tiempo de la creatividad, el tiempo de la reflexión que nos puede ayudar a estar espabilados para la misión. Feliz sábado.