Señor, ¿a dónde vas?

Lecturas: 7 de abril Martes Santo

La experiencia que estamos viviendo es muy difícil de explicar, nos faltan palabras y nos falta tiempo para ir construyendo un relato en el que encaje esta realidad tan compleja. Algo parecido les pasó a los evangelistas, que se les hacía difícil explicar lo de Jesús, y echaron mano de Isaías. El profeta estos días Isaías nos presenta al siervo de Yahvé, que será el icono con el cual los evangelistas explicarán la pasión Jesús, sabiendo que tiene mucho de inexplicable.

También se nos hace inexplicable la traición de Judas, o lo torpes que son los discípulos, o la cabezonería de Pedro. Pero en esa realidad difícil encontramos la experiencia de que el Señor nos llama. Nos llama desde la situación en la que estamos y en el modo que cada uno somos. Nos llama a algo que no está muy claro, pero que creemos que merece la pena.

Hoy a nuestras sociedades, a nuestras comunidades y cada uno individualmente nos toca responder a la llamada que surge de la realidad que vivimos. Nos toca discernir un futuro difícil de explicar por desconocido, un futuro al que tenemos que transitar con la misma sensación de Pedro, Señor, ¿a dónde vas? Es un tiempo de enormes retos personales, comunitarios y colectivos, un reto en el que debemos aprender a discernir mejor para que respondamos más y mejor al mundo que viene, y reformular la pregunta de Pedro: ¿a dónde vamos?

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