Lecturas 26 de abril. Lunes IV semana de Pascua
Cuando la vida se convierte en sosa y oscura, necesitamos de sal y luz para mejorarla. La sal y la luz se convierten en símbolos de aquello que hace mejor la experiencia vital; porque es cierto que a veces vivimos situaciones en que nuestra vida es sosa, sin fundamento ni sabor; y a la par oscura, incapaz de alumbrar a nadie.
Jesús nos invita a que seamos sal y luz. Se trata de toda una propuesta programática de cómo ser cristiano. No se trata de ser los protagonistas, se trata de hacer brillar el plato, no al cocinero, se trata de iluminar el escenario donde pasan las cosas.
En tiempos donde el horizonte que presentamos a los jóvenes es a ser estrellitas influencer, tal vez se nos olvide la importancia de la vida oculta pero iluminadora. La vida oculta de Jesús, años siendo un desconocido le permitió ser después ser el ejemplo de sal y luz que hoy explicamos. Feliz lunes.