Lecturas 19 de febrero. Viernes después de Ceniza
Con la pandemia se acabó la fiesta. Teníamos unas costumbres y unos modos de celebrar la vida que las distintas restricciones y recomendaciones nos han dejado huérfanos de celebraciones. Y es cuando descubrimos lo importante que es la celebración como un aspecto de nuestras relaciones.
Jesús nos hace caer en la cuenta de la importancia de descubrir y valorar lo que vivimos. En este caso los discípulos (aunque no se enteren) son invitados a valorar la importancia de la presencia de Jesús (el novio) en sus vidas. La presencia de Jesús se viene a asemejar a la fiesta de boda como expresión de alegría y celebración.
Hoy podemos e incluso debemos de lamentarnos por las pérdidas, pero nuestra mirada a de superar los lutos estériles. La vida llama a la vida, y nosotros estamos llamados a la vida. Es tiempo de redescubirir, reconfigurar, de reinventar nuestros modos en estas circunstancias pandémicas; pero no olvidemos que el novio sigue con nosotros y que nos invita a seguir celebrando el gran regalo de la vida compartida.