Lecturas 6 de diciembre. Domingo II de Adviento
Hay desiertos en la vida que son distintos a los geográficos. Momentos en los que nos sentimos perdidos, solos, en dificultad, con sed, en búsqueda, quemados,… También hay desiertos sociales en los que grupos importantes de personas se quedan pérdidos y atrás de la gran caravana social.
Hoy es el inicio del Evangelio de Marcos y no es otra cosa que hacernos mirar al que tiene que venir. Pero como Evangelio empezó casi como un pequeño grito en mitad de un desierto poblado, y que sirvió después a las comunidades para conocer mejor a Jesús.
En nuestro tiempo el grito del Evangelio puede parecer un grito en el desierto secularizado. Es un grito que culturalmente no queremos oír, como tampoco queremos el grito de los dolores de parto de la creación entera, ni de los que más sufren en este mundo. Son gritos que se dan en desiertos en los que abundan muchas cosas, pero en los que la sed de Dios, de humanidad, de justicia y de amor no se apagan.