2 de abril . Martes de la Octava de Pascua
Hay como una fuerza poderosa que nos impulsa a encerrarnos dentro de nosotros. Nos lo quedamos todo dentro, y se convierte como un proceso de cáncer que va corrompiendo poco a poco la vida hasta apagarla.
Los encuentros con el resucitado siempre terminan en un envío. La experiencia con Jesús no es sólo de consumo propio, sino que es algo que se ha de compartir. El encuentro con el resucitado transformado a María y pasa del duelo personal a la misión compartida.
Hoy vamos a salir de nosotros para encontrarnos con nuestra gente que son nuestros hermnoas. Siempre es momento de salir de nuestras oscuridades para encontrarnos con la luz de la comunidad que nos ayuda a entender y experimentar la vida compartida. Feliz martes. Aleluya Aleluya.