Vivimos tiempos en los que vendemos todo por un puñado de monedas. Lo solemos llamar comercio, pero no todo vale. Al igual que un Judas, estamos vendiendo el futuro de nuestros jóvenes en el saqueo constante de los recursos naturales, en guerras para vender armas y en vidas explotadas.
Como Judas vende a Jesús la traición ocupa el primer plano de la escena. Pero lo peor es que es algo que es inherente a la propia historia bíblica, las 30 monedas que valía el profeta despreciado o el valor de un esclavo, o la venta de José por sus hermanos por pura envidia.
Tenemos que hacer pie en pared y decir que no todo vale en este mundo. Necesitamos parar de legitimar la traición a la humanidad con el comercio. Necesitamos rearmar la palabra con verdad y con justicia de tal manera que nos saquen de dinámicas cínicas. Feliz miércoles.
