4 de junlio , Viernes de la XIII semana del tiempo ordinario
Hoy seguimos viendo cómo se valoran más las apariencias que la realidad profunda. Se premian los gestos visibles, los discursos pulidos, los logros medidos. Pero lo que transforma de verdad no siempre se ve ni se aplaude, y especialmente si es una misericordia que denuncia la crueldad.
“Misericordia quiero y no sacrificio” es una llamada a vivir desde dentro, a optar por el cuidado frente a la norma. Jesús no pidió perfección, sino corazón; lo importante no es lo aparente, sino la relación que habla de misericordia.
Hoy podríamos tratar de poner el centro en lo que de verdad importa, que son los otros. Que nuestras acciones broten del encuentro, no de la obligación. Que sepamos vivir desde la hondura de lo que humaniza. Feliz viernes.
