7 de junio, Sábado de la VII semana de Pascua
Vivimos en la comparación constante, entre carreras, seguidores, éxitos o fracasos, y la atención se desvía de lo que nos toca realmente. Nos perdemos mirando de reojo lo que hacen los demás, como si el valor de lo nuestro dependiera de los pasos ajenos. Las redes, los rumores y las expectativas de otros nos enredan en una espiral de distracción.
Jesús responde a Pedro: “¿A ti qué? Tú, sígueme”. Jesús nos invita a soltar el control sobre lo que escapa de nuestras manos y volver al centro de lo que sí depende de nosotros que es nuestra respuesta personal, única e intransferible.
Tratatemos de caminar con mayor hondura y menos prisa, reconociendo el valor de lo que somos y hacemos, sin dejarnos arrastrar por comparaciones estériles. Centremos nuestra mirada en lo importante en vez de en lo aparente. Feliz sábado.
