9 de octubre. Miércoles de la XXVII semana del tiempo ordinario.
Los tiempos cambian a una velocidad tremenda y con ella la vida misma. Me pregunto en qué medida la oración se adapta a nuestros ritmos y modos de vida. Mientras nos zambullimos a la ola de los cambios resulta que tenemos sed de Dios, sed del Espíritu en una vida que se queda cada vevz más seca.
Jesús repsonde a una demanda de sus amigos. Ven cómo la oración en la vida de Jesús es una constante y ellos necesitan, tienen sed de esa oración que sostiene Jesús. Jesús responde enseñándoles el padre neustro, una oración donde se une la vida de cada día con el Dios eterno.
Hoy podríamos apartarnos un momento de nuestro recorrido de cada día. Podríamos parar y pensar cómo rezamos y en qué medida nuestra oración está conectada a lo que la vida nos trae y nos presenta. Feliz miércoles.