Vivimos tiempos de gestos efímeros, que hablan de lo inmediato y donde parece que todo debe ser útil, rápido y productivo. Se nos olvida el valor profundo de detenernos, de ofrecer algo sin cálculos, simplemente desde la gratuidad del amor.
El Evangelio de hoy nos presenta una escena íntima en Betania, donde María derrama perfume valioso sobre los pies de Jesús como anticipo de su muerte. Frente al pragmatismo de Judas, Jesús valora ese gesto gratuito de amor profundo, reconociendo lo auténtico y generoso de ella.
Necesitamos de gestos que nos hablen de lo gratuito, de gestos que nos hablen con amor sin segundas intenciones. Es una invitación a descubrir la alegría profunda que nace al dar lo mejor de nosotros mismos con generosidad sincera. Hagamos de nuestra vida un perfume que llene de fragancia la casa del mundo. Feliz lunes.
