25 de octubre, viernes de la XXIX semana del tiempo ordinario
Vivimos en una sociedad que busca culpables con rapidez; ante cada tragedia, desastre o error, señalamos a otros para sentirnos a salvo. Pero la vida nos recuerda que nadie se libra del dolor ni de la responsabilidad de transformar su propio corazón.
Jesús rompe la lógica del castigo y propone la de la conversión: “Si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo”. Así la parábola de la higuera invita a dar fruto, a aprovechar el tiempo que tenemos en nuestras manos, a la vez que confiamos en la paciencia del viñador que no se rinde y sigue cuidando.
Este es el mejor día de nuestra vida. Es el único que tenemos en nuestras manos y, por tanto, reconozcamos la oportunidad que nos ofrece este presente. Dejemos de mirar fuera buscando culpables y aprendamos a cuidar lo que está a nuestro alcance. Feliz sábado.
