14 de enero, Sábado de la I semana del tiempo ordinario
Muchas películas y otros tipos de relatos nos dividen entre buenos y malos. Los buenos son buenísimos y los malos malísimos, sólo que la vida de cada día nos enseña que la cosa no es tan clara a pesar de algunos. Resulta que hay malos (pecadores) que son más víctimas que victimarios y justos (buenos) que son más victimarios que víctimas.
El Evangelio de hoy nos muestra a Leví, un pecador público, que tuvo capacidad de conversión y seguir a Jesús. En pasajes como estos, descubrimos en Jesús su capacidad de llamar a todos a la conversión auténtica y no sólo a los oficialmente pecadores.
Hoy podríamos reconocernos en nuestras contradicciones como justos y pecadores. Como tales seguimos necesitando de Jesús y como cristianos queremos seguirle en su misión. Se trata de agradecer y a la vez de pedir por nosotros mismos en lugar de estar mal juzgando a otros. Feliz sábado.
Que verdad…y eso nos lleva a no ser coherentes con nuestra fe en Jesús de Nazaret…
en nuestras vidas!