20 de julio, domingo XVI del tiempo ordinario.
Vivimos rodeados de notificaciones, tareas pendientes y una sensación constante de prisa. Incluso los momentos de descanso acaban llenos de ruido o exigencias. La velocidad parece ser el nuevo valor dominante, aunque nos deje agotados.
El relato de Marta y María nos recuerda que no todo es urgente ni todo vale lo mismo. Hay una parte mejor, más honda, que tiene que ver con escuchar, con estar presentes, con acoger sin agobios. A veces, lo más valioso no es hacer más, sino estar mejor.
Quizá haya llegado el momento de detenernos y preguntarnos qué es lo verdaderamente necesario. Podríamos atrevernos a elegir menos actividad y más sentido. Tratemos de priorizar lo importante sobre lo urgente, aunque no siempre sea lo más visible. Feliz domingo.
