Lecturas 4 de septiembre. Viernes XXII tiempo ordinario.
En esta parte de la cristiandad hemos vivido un espíritu de cierto rigorismo con una religiosidad que era la oposición frontal al placer. Me temo que ese rigorismo se ha secularizado, y se mantiene en cuanto a la relación con el cuerpo, la ortodoxia médica, el mundo del trabajo y lo que algunos llaman sujeto de autorrendimiento.
Los interlocutores de Jesús le confrontan que coman y beban, en el fondo le confrontan la libertad con que lo hacen. De hecho son un modo de proceder de Jesús y los suyos, la libertad en cuando al sábado y normas de pureza que anquilosaban la vida de muchos.
Vivimos tiempos que son totalmente nuevos y para adaptarnos tenemos que ir tomando odres nuevos. Nuestra estructura personal, nuestro modo de pensar, nuestro modo de hacer también tiene que renovarse, no para seguir con otras cadenas, sino para liberarnos de las cadenas que atan el Reino en nuestras vidas.