Lecturas 20 de noviembre. Viernes XXXIII Tiempo ordinario.
En nuestra vida acelerada y después del confinamiento, nuestras casas se han convertido en espacios que requieren de una reflexión. Hoy la casa es un espacio fundamental para nosotros, en ella descansamos, nos alimentamos, nos relacionamos, trabajamos, jugamos, educamos a la prole, cuidamos a los mayores (cada vez menos), hacemos ejercicio físico, montamos fiestas,…. Pero, ¿orar? ¿Orar entra en el esquema de cada día en nuestra casa?
El Templo, en teoría, era la casa del encuentro con Dios, y Jesús se escandaliza de la derivada tomada, un espacio rodeado de comerciantes de lo divino y de lo humano. Se enfada y muestra su rechazo con la expulsión (parcial) de los mercaderes. Eso le costó su media vida en la cruz.
En medio del trajín es cuando más necesitamos para y beber de las fuentes de nuestra vida para seguir nuestros caminos. Corremos el peligro de andar como pollos sin cabeza, sabiendo que es insostenible. Pablo nos dice que cada uno de nosotros somos templos del Espíritu. Hoy la invitación es a vivir en nuestra verdad de personas de Espíritu, que cuidan, que limpian, que barren, que adornan, que profundizan en el Espíritu. TGF (Thanks God is Friday)