20 de octubre, lunes de la XXIX semana del tiempo ordinario
Nuestro modo de vida roza muchas veces la necedad. Corremos sin rumbo entre pantallas, tareas y deseos que se renuevan cada día. Nos creemos dueños del tiempo y de las cosas, pero a menudo somos esclavos de lo accesorio y olvidamos lo esencial.
El Evangelio retrata esa necedad con claridad. El hombre que llena sus graneros de bienes y vacía su alma de sentido se nos parece demasiado. La insensatez no está en tener, sino en vivir como si nada ni nadie importara más que nuestro propio bienestar.
Podemos detener el paso y mirar con lucidez lo que de verdad cuenta. Quizá descubramos que lo importante no se acumula ni se compra, sino que se cultiva en el encuentro y en la entrega. Vivamos con sabiduría, ligeros de lo superfluo y atentos a lo que da vida. Feliz lunes.
