Lecturas 3 de mayo, Domingo 4ª semana de Pascua
El horizonte de Jesús y su predicación somos nosotros para que nuestra vida sea plena y abundante. Y eso nos hace preguntarnos también por el horizonte de nuestras vidas, que en cristiano se suele denominar vocación.
¿Cuál es el horizonte profundo de nuestras vidas? ¿A qué nos llama la realidad que vivimos?, ¿a qué me conduce mi forma de ser?, ¿a qué me llama Dios? es un diálogo que establecemos con el mundo, con nosotros mismos y con Dios. Y ese diálogo tiene por fin la vida, la Vida con mayúsculas que se ve demasiadas veces amenazada por distintas situaciones.
En este tiempo de pandemia estamos re-pensando que es esto de la vida, situamos la salud, la economía, nuestras costumbres, de una manera nueva y probablemenste inesperada. Descubrimos nuevos horizontes precisamente cuando más encerrados hemos estado, ¿a qué nos conducen esos nuevos horizontes? Ojalá sea para que todos tengan vida y abundante.