23 de julio. Domingo XVII tiempo ordinario
No todos tenemos hijos, pero todos somos hijos. Y es que la vida nos muestra cómo los padres madres son capaces de dar todo lo mejor que tienen por sus hijos. El asunto es que a veces nos quedamos en los nuestros sin mirar un poco más allá.
Jesús enseña a orar a los discípulos como hijos. Nos enseña el Padre Nuestro y con ello también la recomendación evangélica de pedir. Creemos que el Padre cuida bien de nosotros y nos dará lo que necesitamos. Otra cosa es el cómo.
Este domingo puede ser una buena ocasión para agradecer todo lo que nos ha dado por el hecho de ser hijos, hijas. Si uno piensa, ve desde el nacimiento hasta casi que salimos más o menos autónomos de cada puede pasar mucho tiempo. Agradezcámoslo. Feliz ddomingo.