https://youtu.be/czjE1NJpfNE
¿Alguna vez te has preguntado… cuánto mejoraría tu docencia emplear vídeos? ¿hay realmente evidencias al respecto? ¿en qué medida la clase presencial se puede beneficiar de los vídeos educativos? Quizá ya te has animado a crear tus propias producciones audiovisuales con eCampus o puede que hayas escuchado a algún estudiante referirse al canal de YouTube al que se acaba de suscribir (en ocasiones sumando millones de seguidores). En todo caso, ¿por qué la demanda de vídeos es una realidad en la Educación Superior? Casi un 90% de los “jóvenes entre 18 y 24 años ve diariamente vídeos online” y, especialmente en Europa, va en aumento. Nuestro actual alumnado, la generación Z, ya ha superado en tiempo de visionado a los llamados millennials. Su modo de empleo, su consumo y producción, también sigue cambiando, ¿sólo en el ocio? Tienen acceso de manera inmediata y visual a prácticamente cualquier “How To / Cómo Hacer” y se han acostumbrado a ello. Se habla incluso de una “revolución educativa”, ¿de quiénes y para quiénes? 
  • Nivel macro. Los llamados “Edutubers” o “influencers de la educación” enseñan a través de la red, avivados por el volumen de visitas desde la juventud escolar. Las cifras no paran de crecer y es interesante conocer qué motiva a los universitarios actuales ante un determinado vídeo educativo, cómo determinan las tendencias con sus puntuaciones (Shoufan, 2019).
  • Nivel micro. El cambio educativo de abajo a arriba, con docentes (especialmente de Secundaria) que se lanzan en la red a reenganchar a sus estudiantes, a despertar el interés por sus materias. Por ejemplo, en este instagram donde “la profe de ciencias” publica lo creado por su alumnado y suscita debate en las clases. Desde la motivación puede disminuirse el fracaso escolar y, es más, hay estudios que demuestran la idoneidad del vídeo educativo para favorecer la argumentación (Loper et al, 2017).
El uso, su contexto, personalización y adecuación son elementos diferenciadores. Como cualquier recurso didáctico, el éxito educativo del vídeo en nuestras aulas depende a su vez del modelo pedagógico, metodologías y técnicas docentes en el que sea integrado: MAUD, Flipped Classroom, etc. La educación online nos ha provisto de diversos tipos de vídeos educativos, algunos de ellos pueden ser más que válidos también para el aula presencial. Aquí algunos ejemplos de para qué usarlos en la formación presencial universitaria, según sus agentes:
  • Vídeos de otras personas/entidades. Siempre es importante optimizar recursos, descubrir antes que inventar en ocasiones lo ya “inventado” y compartido por otros. En todo caso, siempre respetando la propiedad intelectual. Por ejemplo: desde contextualizaciones de la temática y casos de estudio a partir de fragmentos de películas, documentales, noticias; hasta otros motivacionales u otros teórico-procedimentales, testimoniales, etc. 
  • Vídeos docentes propios, a disposición de vuestro alumnado desde ALUD/Moodle. Para ofrecerles síntesis, aclarar puntos conflictivos de la materia, etc. Pueden parar y repetir cada vídeo tantas veces como quieran, por eso son muy adecuados para temáticas complejas. Podéis crear videotutoriales o, mejor aún y si sois docentes de Deusto, videos que grabemos con vosotros en eCampus: vosotros ponéis el conocimiento y nosotros la técnica, haceros la idea de que somos como los editores de libros, pero en este caso con los vídeos. Por ejemplo, entrevistas que realicéis a profesionales del sector para analizarlas con vuestros estudiantes. De hecho, dada una píldora, en la que introducis un concepto, la entrevista es un complemento ideal con la que llevarlo al plano de lo real y vivenciado. Los formatos de vídeo pueden interaccionar entre ellos, además de tener valor por sí mismos.
  • Vídeos creados por nuestro alumnado. Acompañando a los protagonistas pedagógicos en sus testimonios, entrevistas, análisis de experimentos/procesos, reportajes sobre sus proyectos… etc. Pueden servir de evidencias para su investigación experimental, su evaluación; para estudiar, contagiar y compartir su experiencia con compañeros e incluso para enseñar a otros, cúspide de las pirámides de aprendizaje.
Como docentes, somos referente y ejemplo: emplear este recurso en el ámbito académico además puede impulsarles a crear y compartir de forma desinteresada sus propias producciones, más allá de un consumismo pasivo. En definitiva, dar continuidad a su formación desde una óptica de aprendizaje activo-reflexivo, colaborativo e interactivo, competente, solidario y responsable. Para ello, estamos encantados de apoyaros desde eCampus: con formación interna en Deusto (“Vídeos didácticos: formatos y usos”, “Cómo crear tu primera píldora didáctica en vídeo”) y asesoría personalizada. Os invitamos a inscribiros o visitarnos. ¡Ánimo! eCampus | Planta 4E del CRAI en Bilbao y en el edificio Mateo Ricci en San Sebastián.  
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