Un motor sin gasolina no es un motor
Por Marta Iraola, DonosTIK
Un motor sin gasolina no es un motor. Un emprendedor sin motivación no es un emprendedor. O por lo menos, no es un emprendedor completo. La motivación, la ambición son elementos indispensables a la hora de hacer frente a un nuevo proyecto. Las buenas ideas son la base de un buen plan, pero esas ideas han de estar acompañadas siempre de una actitud positiva.
Cualquier proyecto tiene tras de sí un camino; varias etapas que hay que ir superando hasta conseguir los objetivos que nos hemos planteado. Y entre todas estas etapas, sabido es que hay etapas en llano y etapas de montaña. Nadie dijo nunca que emprender sea un camino de rosas, a veces no encontraremos con piedras y escollos por el camino, obstáculos a superar.
Cada obstáculo puede ser un reto al que hacer frente y salir reforzado de él. Pero todos sabemos que también puede ser un hecho agotador al que dedicar todos nuestros esfuerzos. Es por ello indispensable trabajar nuestra autoestima para que los esfuerzos, o la simple rutina, no sean la puerta a nuestro fracaso.
Y sí. La autoestima se trabaja. La motivación se construye día a día.
La autoestima y la motivación hay que buscarlas. Aunque muchas veces nos lo parezca, no son elementos inherentes a nuestros proyectos. El desgaste que, a veces, aparece en nuestros procesos nos tiene que llevar a buscar motivaciones, siendo esta la clave para evitar el fracaso.
¿Pero cómo se busca la motivación?, ¿Dónde está la ambición? La respuesta la tienes tú.
Lo primero que hay que detectar es la necesidad de reflexión. Cada uno ha de saber cuándo necesita un cambio; es uno mismo quien debe conocer sus capacidades y límites. Una vez detectada la necesidad de cambio, uno mismo ha de pensar a cerca de qué tipo de cambio quiere. Ya que la motivación puede venir de todo tipo de actividades.
Se pude buscar la motivación en el proyecto principal en el que estamos centrados, pero también se puede desconectar de él y buscarla en otros ambientes.
Para la primera opción, sería recomendable un cambio de aires. Modificar lo que no nos guste del proyecto. Ya sea la metodología, el lugar de desarrollo, o incluso, los propios objetivos del proyecto. La reformulación que esto supone es un gran reto. Es un proceso que puede exigir esfuerzo y sacrificio; pero el resultado obtenido será profundo y duradero.
Otra opción es la de desconectar. Desconectar por un tiempo de aquello que te estrese o te frustre. Puedes plantearte tomarte un tiempo para dedicártelo a ti; otra opción es la de establecer una rutina paralela que te satisfaga. Ya sea iniciarte en un hobby o empezar a practicar algún deporte que te guste. Cierto es que este método no te exime del resto de tareas; pero no lo es menos que te sentirás con más energía y con ilusión a la hora de atajar esos quebraderos de cabeza que te preocupan.
Está claro que no hay una fórmula mágica para encontrar la motivación. Cada uno ha de saber buscar la suya propia. Lo importante es darse cuenta de la necesidad de cambio. Y nunca se debe olvidar que el cambio es posible. Nuestras ideas o proyectos no deben ser, nunca, una carga. Por ello, también hay que saber reconocer los aspectos positivos de cada proyecto, de cada trabajo. Sentirte a gusto en el día a día es la llave del éxito. Haz que tus ideas te motiven; haz que tus motivaciones te den ideas.
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