“La innovación”: esa gran desconocida
Por Jon Mikel Zabala-Iturriagagoitia @jonmizabala, Deusto Business School, University of Deusto, Donostia-San Sebastian (Spain).
En este primer cuatrimestre del año académico 2016-2017, lxs alumnxs de la generación 12G del programa iNNoVaNDiS, están cursando la asignatura de Nuevo Lenguaje de la Innovación (#NLI). El objetivo que pretendemos con el NLI es el de preparar al estudiante para interiorizar el cambio que supone una cultura de innovación sostenible y competitiva, y provocar ese cambio en los propios participantes. Para ello, se desarrollan una serie de sesiones temáticas, en las que se exponen los contenidos de la asignatura, a través de exposiciones en clase o visitas a empresas y todo tipo de agentes del sistema vasco de innovación. A su vez, se realizan otras sesiones de trabajo en equipo en las que se generan dinámicas de debate, en las que los alumnos deben ser capaces de defender ciertas posiciones y asunciones que se les han formulado con anterioridad, siempre con convicción y con rigor. Es decir, buscamos un equilibrio entre ver y hacer, entre la teoría y la práctica de la innovación. Siempre desde el rigor.
Hace breves fechas nos ocurrió algo que resulta paradójico, y que por ello queremos compartir con nuestros lectores. Como hemos dicho, una de las partes fundamentales del curso consiste en visitar (y que nos visiten) agentes del sistema vasco de innovación: empresas grandes, centros tecnológicos, incubadoras, centros de investigación básica, aplicada… Lo que buscamos es que lxs alumnxs perciban que en función de la posición en la que estén en la “cadena”, la innovación es entendida de una manera, y los objetivos (relativos a la innovación), que se persiguen en cada organización son diferentes. Es decir, cada organización tiene una función distinta dentro de un sistema de innovación. Sin embargo, el sistema funciona como un todo único debido a las interacciones entre los agentes, que garantizan que el mismo esté coordinado en todo momento (i.e. igual que un equipo de F1). Así pues, al igual que realizamos todos los años, planteamos a las organizaciones con las que nos gustaría contar durante el curso, con suficiente antelación, las posibles fechas en las que sería posible que participaran, así como la duración de las sesiones, la ubicación, los contenidos a tratar en ellas, etc. Para ello, contamos con un equipo de personas en cada organización, con las que se responden a las anteriores cuestiones.
Una de las cosas que normalmente “enseñamos” a los alumnos de Innovandis, es que la innovación requiere de agilidad, el timing resulta fundamental. Es necesario poder adaptarse con agilidad a los cambios (y contratiempos) del entorno para que nuestras organizaciones sigan siendo competitivas. Otra de los aspectos que cualquier persona podría decir que caracteriza la innovación es el trabajo en equipo. El tercer aspecto, crucial en toda organización innovadora es el del compromiso por parte de los directores y gerentes con la innovación, y los cambios que dicha mentalidad lleva asociados. Y finalmente, tenemos la confianza, la importancia de que las personas con responsabilidad, sepan delegar en los trabajadores las responsabilidades, y les permitan hacer y crecer. Eso es lo que dice la teoría, pero… y la práctica? En teoría, la teoría y la práctica deberían ir de la mano. En la práctica sin embargo, la teoría y la práctica suelen distar tanto la una de la otra como el Mercedes de Lewis Hamilton y el otro Ferrari de Fernando Alonso.
Bien, pues este año, la realidad nos ha vuelto a poner en nuestro sitio, y hemos podido comprobar en nuestras propias carnes que la innovación (y todo lo que ello conlleva) sigue siendo una gran desconocida. La historia es la siguiente. Desde hace varios meses teníamos planteada una visita a una de estas organizaciones. Teníamos fecha, hora, lugar de celebración, agenda, participantes de la organización comprometidos, etc. Por tener, teníamos hasta el pastel con el que los alumnos iban a agradecer la visita al centro, debido a que ese mismo día se celebraba el cumpleaños de una de las personas que nos iba a acompañar en la visita. Durante el proceso de definición de la jornada, no contamos con la dirección de la organización, ya que entendemos que tienen cosas más importantes de las que ocuparse que gestionar la visita de unos muchachxs de 20 años (con todos los respetos a nuestros iNNoVaNDeRs, por supuesto). Así pues, unas semanas antes de que se procediera a la visita, se informó a la dirección del centro acerca de la misma, y se les invitó a abrir la sesión con una breve intervención y unas palabras de bienvenida a lxs alumnxs.
Esto que a priori parece razonable, cavó nuestra propia tumba. Las personas encargadas de la dirección y la gerencia de dicha organización, nos dijeron que la visita no se podría realizar, ya que se consideraba que el hecho de informarlos “a última hora”, era una falta de respeto. Consideraban que era necesaria una reunión previa en la que nos conociéramos en persona, me enseñaran sus instalaciones, y así pudiéramos “establecer el programa de la visita de tal modo que satisfaga a las partes responsables”, de tal forma que dicho programa se adecúe “a lo que realmente hacemos en innovación en organizaciones como la nuestra”: como si nunca hubiera estado en su sede, como si los años previos de relación con los miembros de su equipo no fueran suficientes, y como si el programa que habíamos ideado entre más de 5 personas no fuera válido, principalmente porque los empleados no son los encargados de desarrollar actividades innovadoras, sino que dicha responsabilidad sólo recae sobre la gerencia y la dirección general. Claro claro. No entraré en más detalles sobre los argumentos expuestos, los dejo a la interpretación del lector.
Si atendemos al listado de características necesarias para el desarrollo de organizaciones innovadoras, este ejemplo (real como la vida misma) nos muestra que seguimos contando con demasiadas organizaciones extremadamente jerarquizadas, carentes de confianza en el trabajo en equipo, y con una importante ausencia de adaptabilidad, y es que los procedimientos siguen siendo los procedimientos. Lo que pretendíamos que fuera un diagnóstico de los procesos de innovación de una organización, nos ha conllevado a ser agnósticos de dichos mismos procesos. Paradojas de la vida.
Así que a mal tiempo, buena cara. Y ahora que llega el invierno, más aún. Tras esta visita, que como podréis intuir, finalmente nunca llegó a materializarse, pensamos en escribir este post para compartir con nuestr@s querid@s Innovanders, que en la vida, se aprende mucho más de aquellas cosas que no quieres ser de mayor, que de aquellas que verdaderamente te inspiran a evolucionar.
Un diagnóstico de los procesos de innovación de una organización nos llevó a desconfiar de procesos similares.