1 de junio, domingo. La Ascensión del Señor
Vivimos tiempos en los que la alegría se hace frágil, dura poco, depende de circunstancias externas y se mide en clics o en resultados. Pero hay momentos en los que la alegría no viene de fuera, sino que brota de dentro. Son momentos que dejan huella en nosotros.
La alegría de los discípulos es difícil de explicar. Por un lado el maestro se va, pero en cambio ellos viven la ascensión como momento de alegría que deja huella. Y es que Dios nos habla por medio de la alegría que sostiene y orienta nuestras vidas.
Abrámonos a esa alegría que no depende del éxito, sino de lo otro que viene de más adentro. Es una alegría no improvisada, sino que se cultiva y se comparte haciendo comunidad. Hoy, y en este domingo, busquemos las fuentes de alegría que nos acompañan. Feliz domingo.
