21 de octubre, martes de la XXIX semana del tiempo ordinario
Vivimos en un mundo saturado de estímulos, donde cuesta mantener la atención y el silencio necesarios para escuchar lo que sucede de verdad. Nos distraen las notificaciones, los horarios, los ruidos externos y los internos. Estar en vela parece casi un acto contracultural.
Jesús invita a sus discípulos a tener ceñida la cintura y encendidas las lámparas, a vivir atentos, despiertos, disponibles. No se trata de vivir en tensión, sino con el corazón alerta, capaz de reconocer cuándo llega el momento oportuno y de distinguir lo esencial entre tanto ruido.
Mantengamos viva esa vigilia interior que noa ayuda a situarnos en la vida. Aprendamos a esperar sin ansiedad, a mirar con atención lo que brota y lo que muere. Estemos atentos a la esperanza, y tratemos de guardar silencio para dejar hablar a la vida. Feliz martes.
