Lecturas 11 de noviembre. Miércoles XXXII Tiempo ordinario.
Lo de ser extranjero es un reto en toda sociedad. En la nuestra, excepto los ricos para quienes se crean rutas apropiadas, el resto lo tiene todo en contra. Tiene en contra la entrada con todo tipo de dificultades; administrativas, vallas, mares, mafias. Tienen en contra la regularización con una ley que obliga a la hipocresía social más flagrante. Tienen en contra el prejuicio de algunos muchos.
Jesús en este y en otros pasajes del Evangelio nos propone la figura del extranjero como lugar de Dios. Es el extranjero el que reconoce la acción de Dios (nosotros a veces parecemos el hermano mayor del Hijo pródigo que no reconocemos al Padre). En este pasaje es el extranjero quien reconoce la acción de Dios y nos abre el camino a la fe.
¿Por qué nos sigue costando tanto esto del extranjero, esto de Dios?