Lecturas 31 de agosto. Martes XXII semana tiempo ordinario
Hay palabras que nos cambian la vida, un simple y profundo te quiero puede convertirte en pareja y vida de vida compartida; un te condeno te puede mandar a la cárcel. En el tiempo en el que más palabras usamos también puede ser el tiempo en el que la palabra dada puede perder valor, hasta tal punto que le llamamos posverdad.
Algo que llama la atención de Jesús es su autoridad, hace lo que dice. Es lo que el Evangelio destaca y le diferencia de los demás. Son palabras de vida, palabras que echan demonios, palabras que consuelan, curan y resucitan, son palabras que hablan de Otro en lugar de sí mismo.
Nos podríamos preguntar qué tienen nuestras palabras. Si somos de los que sólo háblanos de nosotros y por nosotros, si ofrecemos palabras de consuelo, de ayuda, de solidaridad, de verdad, para mejorar nuestro entorno, si tenemos palabra que se mantiene. Hoy ofrezco esta palara: feliz martes.