Lecturas 30 de junio, Martes XIII semana del tiempo ordinario
Ayer un político hablaba del gran hundimiento y es que nunca nos faltan profetas del apocalipsis. También es cierto que las comunidades humanas siempre han tenido un miedo razonable que está metido en nuestros huesos y hace que nos defienda de situaciones de riesgo.
En el Evangelio la barca representa la comunidad de discípulos que se ve en dificultades. Unas dificultades que les parecen superar y que sólo les queda pedir la ayuda del Maestro.El Maestro se enfada, no por el miedo, sino por la poca fe capaz de dejar al miedo en otro lugar.
En la vida hay mil situaciones que nos superan y nos ponen al límite. La propuesta consiste en que la fe dialogue con nuestro miedo. No pera negar lo evidente de la realidad, sino para vivir con mayor libertad. El miedo nos bloquea, nos obceca y nos paraliza; mientras que la fe nos moviliza y nos fortalece. ¿Qué elegir?