31 de mayo, sábado VI de Pascua. Visitación de la bienaventurada Virgen María
Vivimos tiempos en los que las prisas se nos han metido en los huesos. El asunto es que las prisas nos impiden tener tiempos apropiados para los encuentros y para estar con la gente. Necesitamos tiempo para estar y encontrarnos.
María saca tiempo para estar con Isabel. Tiene prisa para Isabel y no para sí misma. Maríase convierte en una revolucionaria y portavoz de la esperanza que enaltece lo pequeño y sacude las estructuras. El tiempo de María cambia el tiempo de otros.
Hoy sábado es un tiempo para parar las prisas. Es una invitación a parar el ajetreo, el ir en automático, saludar como un robot. Es tiempo para encontrarnos con la gente, para escucharnos, para reír, para celebrar la vida que tenemos y la esperar la vida que nos viene. Feliz sábado.
