30 de mayo, viernes VI de Pascua
Vivimos tiempos donde la incertidumbre y el dolor parecen dominar los titulares de cada día. Las multicrisis, los conflictos y las pérdidas personales hacen que la angustia esté muy presente.
La buena noticia de hoy es que el sufrimiento no es el estado final de la existencia. Se nos recuerda que el dolor de la marcha de Jesús se puede convertir en la alegría del Resucitado. El paso del dolor a la alegría fue lo que cambió la primera comunidad de Jesús.
En el camino de la vida acontecen distintas transformaciones, algunas ocurren por sí solas; en otras, nos toca animar esos cambios. El horizonte de la vida es la alegría plena y no el dolor, por lo que no nos resignemos, sino que peleemos por la alegría. Feliz viernes.
