Dos no hablan si uno no entiende
Por Jon Mikel Zabala, profesor de la Deusto Businnes School.
Por razones familiares, en estos últimos meses he vivido prácticamente en el Hospital Universitario de Donostia–San Sebastián. Tal ha sido la situación que ahora que puedo dormir en un colchón, ya no me encuentro cómodo, y esas noches en modo búho con un ojo siempre abierto para estar alerta y listo para tocar el botón rojo han permeado tanto en mí que ahora que he vuelto a casa echo en falta la seguridad que transmite el hecho de estar rodeado de médicxs, enfermerxs, auxiliares, farmacéuticos, cirujanos, celadores, ambulancias, etc., y saber que en caso de que la situación se tuerza, ellxs van a poder actuar rápidamente. En primer lugar, quisiera comenzar por agradecer a TODO el personal del Hospital Universitario de Donostia–San Sebastián el trato que nos han dispensado durante estos meses. Aunque no haya sido la primera vez en la que tengo que estar en un ingreso largo, ésta sin duda ha sido una experiencia de esas que marcan un antes y un después, no sólo en la comprensión de las consecuencias que entraña el hecho de hacerse mayor, sino también del proceso de crecimiento personal que se produce cuando uno se encuentra en una situación en la que no puedes decidir por ti mismo, sino que dependes totalmente de otras personas, y lo único que puedes hacer de manera autónoma (además de tratar de no dar mucho la lata y comerte todo lo que te ponen) es compartir de la mejor manera posible lo que te han hecho con anterioridad, lo que sientes, y tratar de no perder la cabeza.
En el programa iNNoVaNDiS, uno de los valores que tratamos de trabajar en lxs iNNoVaNDeRS es el del rigor, el de la capacidad de desarrollar argumentos y el de buscar las palabras adecuadas para poder exponer lo que unx tiene en la cabeza y quiere comunicar a la persona que tiene delante de la manera más acertada, sensata y detallada posible. En numerosas ocasiones, cuando estamos en las reuniones semanales coordinadas por Asun, hemos comentado cómo las personas que más provecho le sacamos al título propio somos los propios miembros de la crew, ya que los valores que tratamos de trabajar en iNNoVaNDiS son universales, y por lo tanto, poder participar de este título propio es todo un proceso de aprendizaje, en el que probablemente los que más aprendemos somos nosotrxs mismxs.
A través de este post quisiera compartir algunas de las reflexiones que he tenido tras haber podido hablar con médicos de las unidades de traumatología, infecciosos, digestivo, hematología, hepatobiliopancreática, y cirugía. Y es que he podido observar de primera mano lo difícil que es COMUNICAR de manera efectiva.
Fuente: https://bit.ly/2W9Z0e5
Una de las grandes críticas que se nos hacen a los académicos es que somos excesivamente teóricos, que tenemos unos intereses muy alejados de la realidad social, y que en consecuencia nuestra investigación no tiene ninguna utilidad social, ya que ésta termina su recorrido en unos artículos académicos, hechos por y para académicos, y que ningún otro agente social muestra interés en leerlos, porque además de ser excesivamente largos, son excesivamente técnicos, y sobre todo aburridos. Eso sí, luego el personal se merienda unas novelas de 500 páginas (o más) sin rechistar. Otra de las críticas que se vierten sobre los académicos (sobre todo en ciencias sociales y humanas) es que nuestra investigación tampoco es rigurosa, ya que no llega a ofrecer resultados concluyentes y reproducibles, como ocurre en otras ciencias. En resumen, empleamos un lenguaje muy alejado de los intereses de la sociedad. Y es que si los intereses de la sociedad son los que reflejan los índices de audiencia, pues prefiero que no cuenten conmigo. Así vamos como vamos. A buen entendedor pocas palabras bastan.
Fuente: https://bit.ly/2FpTj6r
No obstante, esta crítica es compartida por una gran mayoría social, y es una de las causantes de que las relaciones entre Universidades y Empresas, a pesar del gran potencial que tienen para la transformación económica y social, aun siendo una necesidad imperiosa, sigan siendo una gran utopía. En los últimos años son varios los canales de radio y televisión que han comenzado a dar luz a los programas de divulgación científica, tales como La Mecánica del Caracol (Radio Euskadi), Teknopolis (EITB), A Hombros de Gigantes (RNE), Tesis (Canal Surf 2 Andalucía), además de emerger una gran cantidad de eventos orientados a popularizar la ciencia, como las afamadas charlas TED, Naukas, Big Van Ciencia o Famelab. ¡Incluso hay un concurso en el que puedes representar tu investigación a través del baile! Pero como!!! ¡Que no lo sabías? Ahora vas y lo tuiteas.
Fuente: https://bit.ly/2unlrk1
Muchas de las críticas que se nos hacen a los académicos se producen también en otros entornos como la sanidad. Sin embargo, cuando acudimos a un ambulatorio o a un hospital, dado que la hacemos en una situación de dependencia, tenemos fe ciega en el criterio de los médicos que nos van a tratar. Esto hace que el entorno universitario/científico y el médico tengan una clara diferencia. Al primero acudimos de manera voluntaria, ya que se supone que vamos porque queremos aprender y formarnos para ser unos buenos profesionales en el futuro. Sin embargo, al segundo acudimos de manera forzada, ya que se supone que vamos porque tenemos un problema que no podemos resolver por nosotros mismos en el presente.
Lo interesante viene cuando tratamos de comunicarnos con los médicos. Durante este tiempo he podido observar – y es que una de las cosas que se pueden hacer en un hospital es precisamente observar – es cómo reaccionan los pacientes a las palabras de los médicos, y la manera en la que éstos se dirigen a los primeros. Sin querer caer en la falacia de los números pequeños (gracias a Iñaki Erauskin por introducirme a este mundo), la realidad que he podido conocer es que el lenguaje empleado por los médicos es directo, riguroso, y breve. Te dicen lo que te tienen que decir en cada momento, independientemente de que ello te pueda gustar mucho, poco o regular. Debido a la cantidad de tareas y pacientes que deben tratar, atender y con los que dialogar, la comunicación no suele ser muy duradera en el tiempo. Finalmente, el lenguaje que se suele emplear en esta comunicación (generalmente unidireccional, médico-paciente o médico-familiares de paciente en función de la situación de éste) suele ser de carácter muy técnico. No soy doctor en medicina, ni tengo un MIR, ni he trabajado nunca en ningún hospital, pero por unas causas y por otras, la vida me ha enseñado bastantes cosas en relación con la medicina, y creo que en general se me puede considerar como una persona capaz de mantener un diálogo fluido con cualquier persona, incluyendo a los médicos – aquellas personas que me conocen bien podrán mostrar su acuerdo o desacuerdo votando en el twitter de el chiringuito, cuando Pedrerol proponga esta como pregunta de la noche.
Fuente: http://m.memegen.com/v58b2z.jpg
Soy de los que cuando no entienden algo suelen preguntar, y si la respuesta no me ha llenado de orgullo y satisfacción, trato de buscar información por mí mismo para poder aprender algo, y así poder preguntar al médico al día siguiente para que complemente la información que me ha proporcionado el día anterior (daños colaterales de la investigación que nos lleva a formularnos nuevas preguntas de manera continua y a pensar que siempre se puede llevar más allá la frontera de conocimiento). Sin embargo, cuando he actuado de esta manera en el hospital, podía ver cómo los médicos se quedaban sorprendidos, e incluso en más de una ocasión llegaron a preguntarme “qué, ¿tú también eres del gremio?”. Y es que yo mismo me daba cuenta de que me estaba saliendo del guión, ya que independientemente de que el paciente (o familiares) no entendieran lo que el médico les hubiera comentado, lo normal es afirmar con firmeza y callar.
Esto me hacía recordar los momentos que normalmente los docentes experimentamos con el alumnado en el aula, cuando tras exponer un tema o resolver un ejercicio, preguntas al aire (anticipando ya la respuesta que vas a recibir) si hay alguna duda, y allí donde antes se escuchaban murmullos y risas, se hace súbitamente el silencio, aunque las caras del personal sean un auténtico poema. Sin embargo, como docente, cuando veo este panorama, no puedo evitar tratar de ir un paso más allá y formular alguna pregunta de manera amigable e irónica, para ver si efectivamente se ha captado el mensaje, e incluso en ocasiones dejar que sean ellos mismos quienes formulen con sus propias palabras el mensaje que han capatado. Y esto es algo que no he observado en el hospital. Independientemente de la complejidad del mensaje transmitido (y en ocasiones, lo que dicen los doctores es ciertamente complejo y difícil de entender) no he podido ver que los doctores se planteen si el paciente ha entendido lo que se le quería comunicar. Esto en ocasiones tiene implicaciones claras, ya que frecuentemente los mensajes que transmiten los doctores están relacionados con los hábitos que los pacientes tienen en sus respectivos hogares en el día a día, por lo que el hecho de que éstos últimos no hayan entendido lo que deben hacer implica que no se aborde la raíz del problema y el paciente permanezca en el mismo círculo vicioso que lo llevó al hospital.
Con esto no quiero criticar la labor médica, ni mucho menos. Como he indicado al comienzo de este post, sólo tengo buenas palabras hacia TODO el cuerpo médico que nos ha tratado durante estos meses (y han sido unas cuántas las personas que he conocido y con las que he podido dialogar). Sí me gustaría por el contrario que cada uno de nosotrxs nos planteemos si el mensaje que queremos hacer llegar a nuestros respectivos interlocutores (familiares, amigos, compañeros de trabajo, alumnos, clientes, proveedores, etc.) es efectivamente captado en el sentido en el que queríamos que fuese captado. Esto puede parecer baladí, pero si tras contarle algo a alguien le preguntas que te cuente con sus palabras lo que ha interpretado de aquello que le has contado, probablemente te sorprendas. Ahora que estamos en período electoral esto me parece especialmente pertinente.
Estos son los datos y sólo suyas son las conclusiones.
Puedes seguirme en Twitter: @jonmizabala
Buena reflexión Jonmi y la comparto, en parte, porque también he andado de arriba a abajo por hospitales en Donostia y en Madrid los últimos años y he tenido la gran suerte de encontrarme con profesionales médicos con gran empatía a la hora de tratar a las personas (que entienden que no sólo somos el paciente de turno). Sin embargo, también me ha tocado tratar con profesionales que aquello de la» empatía» les queda «un poco lejos» y siguen tratando al paciente desde su púlpito y hablando con un lenguaje técnico que nos cuesta entender en general a la mayoría de mortales.
Pero mira, casualidad hoy comiendo con una gran amiga mía, doctora especialista en urología, me decía que se acordó de mí porque había estado en una charla muy interesante que trataba sobre cómo la comunidad de médicos podía aprender a «comunicarse» mejor con los pacientes/personas. Lo cual me ha alegrado mucho pues, como decía, hay muchos que no necesitan clases de este tipo, pero si tienes «la suerte» de que te toque aquél que sí las necesita pues… imagino que muchos sabemos el resultado de ese tipo de «visitas al médico».
Menos mal que todo esto se aprende como todo, así que aprendamos todos a «comunicarnos» mejor, pues «dos no hablan si uno no entiende» : )
Milesker Ruth!!!
Qué gran comentario!!! Me enorgullece tener lectores como tú!
Muxumuak
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