El muro de la innovación

Por Jon Mikel Zabala-Iturriagagoitia @jonmizabala, Deusto Business School, University of Deusto, Donostia-San Sebastian (Spain).

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Ya ha llegado la primavera, y con ella los planes, los viajes, las visitas a amigxs que viven fuera, etc. En una sociedad como la nuestra, en la que el coche aún juega un papel central en nuestra movilidad, en muchos casos no nos queda otra alternativa (sensata), que conducir para ir a visitar a nuestrxs amigxs o familiares, sobre todo en aquellas situaciones en las que no tenemos el tiempo suficiente como para poder llegar a nuestro destino exclusivamente con transporte público. Probablemente, a todas aquellas personas a las que les guste conducir, o no les quede otro remedio más que coger el coche, les resulten un elemento familiar esas pantallas que se sitúan al lado de las autovías y autopistas, y que normalmente vienen acompañadas de grafitis y demás elementos decorativos.

Fuente: Ecologiahoy.net

Fuente: Ecologiahoy.net

Las hay de todos los colores, incluso transparentes, con diferentes alturas, fabricadas con distintos materiales (p.e. plástico, hormigón, madera, ladrillo, corcho), pero todas ellas tienen una misma función. ¿Y cuál es esta función? Tal vez algunxs de nuestrxs lectores hayan pensado en argumentos como la seguridad, mejorar la sensación de la conducción, la privacidad, evitar que animales se crucen en la calzada preservando su integridad, etc. Sin embargo, como nos cantaría nuestra querida Maria Isabel… “pues va a ser que no”! No me digáis que ya os habíais olvidado de esta gran cantante y mejor persona!!! Antes muerta que “sin silla”!!! (y se oye de fondo… “ay que sin silla, ay que sin silla”).

En realidad, la razón que justifica la existencia de dichas pantallas es… la contaminación acústica. Su historia se remonta al año 1958, cuando estas pantallas “protectoras” saltaron a la fama, como los concursantes de GH vip. En dicho año, la cantidad de coches que circulaban por las carreteras de Los Ángeles interfirieron con las actuaciones que estaban teniendo lugar en el Hollywood Bowl, por lo que los investigadores californianos pusieron a idear posibles soluciones que pudieran mitigar dichas interferencias acústicas derivadas de la densidad del tráfico. Y es así como llegaron a plantear esta solución que hoy en día está presente en prácticamente la totalidad de las carreteras del mundo. Estas pantallas o muros reducen el sonido atmosférico derivado del tráfico por una serie de principios físicos conocidos por todos: absorción, reflexión y refracción. Al igual que ocurre cuando un rayo de luz incide sobre un lago (sobre el agua, no sobre Clara), una parte del sonido es absorbida por el muro, otra es reflejada al interior de la autovía, y otra es refractada a través del muro.

Fuente: https://fisicaelsoido.wikispaces.com/

Fuente: https://fisicaelsoido.wikispaces.com/

Sólo en los EEUU, estos muros cubren un total de 4500 kilómetros de autovía. No confundir por favor con los muros que está promoviendo el Señor Trump. A pesar de que la efectividad de dichas pantallas depende principalmente de su altura, las mediciones que se han hecho a lo largo de estos 60 años en numerosos países evidencian que en término medio dichos muros reducen la contaminación acústica entre 4-5 decibelios. Hay que hacer constar que una diferencia de 3 DB es imperceptible para una persona.

Hace unas semanas estuve en un seminario en La Haya (Holanda), donde tuve la oportunidad de poder conversar con Eric de Vries, CEO de la empresa holandesa 4silence. 4silence surge en el año 2012 como una start-up de la Universidad de Twente (Holanda). Ysbrand Wijnant, doctor en física acústica e investigador del departamento de mecánica aplicada de dicha Universidad, había estudiado durante años la difracción del sonido. Estudiando las vibraciones que se producen en ciertos materiales, observó que esta vibración podría emplearse para difractar el sonido. Tras años de trabajo en esta idea desarrolló un nuevo material, llamado Whisstone. El Whisstone es un elemento de hormigón con cavidades, que se instala junto a la superficie de la carretera. Sin embargo, en lugar de absorber el ruido del tráfico, el Whisstone lo difracta, es decir, “dobla” el ruido hacia arriba, de tal manera que el sonido no incida directamente en el campo de acción de los humanos. Puedes ver la patente de esta solución aquí.

Fuente: 4silence.nl

Fuente: 4silence.nl

Dicha solución no es sólo medioambientalmente más sostenible que la de los muros; es más eficaz, ya que no sólo elimina una mayor cantidad de decibelios, sino que además, aquellos que se refractan, no inciden directamente sobre la población, con la consiguiente pérdida en el bienestar de la ciudadanía.

Pero… con la administración hemos topado. Y es que no todo podían ser buenas noticias. A pesar de que el producto es ciertamente eficaz y podría ser implementado, 4silence no tiene la licencia para poder comercializarlo. ¿Por qué? Como a menudo comentamos en iNNoVaNDiS, las innovaciones normalmente no hacen buenas migas con las normativas existentes. Y este es un caso más. Las regulaciones que rigen los productos que inciden sobre la circulación determinan que para que una solución sea comercializable debe seguir unos ciertos estándares… y dichos estándares son los de los muros instalados al lado de las carreteras, que como hemos dicho datan de 1958. El Whisstone rompe con dicho estándar, ya que ofrece una nueva solución al problema de la acústica. Sin embargo, la normativa sigue vigente, y al no cumplir la normativa, 4silence no tiene derecho a comercializar el producto. La única alternativa es que se revise el estándar, incluyéndose la posibilidad de incluir otras soluciones que puedan ser cualitativamente distintas a la del muro. No obstante, este cambio no depende de la actividad de la empresa, sino que depende de los poderes públicos, que como es bien sabido, son escépticos con respecto a la necesidad de cambio.

Mientras esta situación siga así, la empresa seguirá encontrándose en una situación de bloqueo: tienen un producto, tienen las certificaciones, cumplen con todos los criterios medioambientales y de seguridad… pero no lo pueden ofrecer en el mercado. La solución es sencilla, es medible, es comprobable, pero nadie quiere asumir el riesgo de cambiar las regulaciones y los estándares públicos.
Moraleja: “No risk, no innovation. No innovation, no progress” (Eric de Vries).
Puedes seguirme en Twitter: @jonmizabala

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1 respuesta

  1. scribble io dice:

    Thank you, me and many others are also interested in this issue.

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