Reflexiones desde mi Confinamiento II
El pasado 14 de abril publiqué mis primeras reflexiones desde mi confinamiento que, como titulaba con (I), dejaba claro que tendrían continuación. Hoy las retomo para tratar sobre mi experiencia como profesora de universidad impartiendo clase en remoto y, más en concreto, sobre lo que me trasladan mis estudiantes.
Les he realizado una pequeña encuesta. Tengo 72 estudiantes en primera convocatoria y han respondido un 97% (70), de lxs cuales el 26% está en segundo curso de un doble grado y el 74% en primero de un grado. Por supuesto, no se trata de un estudio científico, simplemente quería conocer el sentir de mis estudiantes.
Me ha alegrado saber que el 74% de la muestra sigue una rutina diaria, el 89% intenta mantener una comida sana, el 100% mantiene contacto con su familia y amigos, y el 94% (100% en dobles grados), tiene alguien con quien desahogarse. Sin embargo, el 59% dice trabajar más duro que de costumbre (este porcentaje aumenta al 72% en el colectivo de los dobles grados – DG), el 56% se siente ansiosx por tener que quedarse en casa y el 49% por la Covid-19.
Cuando les pregunto por lo que más les inquieta o atormenta, el 33% manifiesta que es la manera en la que serán evaluados, el 19% que no se sienten bien emocionalmente, el 13% que están muy atareadxs y el 11% el no poder estar junto a sus colegas.
En cuanto a su opinión sobre esta nueva manera de trabajar, el 27% de la muestra (44% DG) afirma que les exige ser más madurxs y responsables, el 10% (17% DG) reconoce que les ayuda a desarrollar su disciplina, el 31% (28% DG) dice que les obliga a planificarse mejor y el 27% (28% DG) que les obliga a trabajar de una manera más continuada, no dejando todo para el último momento.
En la pregunta abierta sobre qué es lo que están aprendiendo de esta experiencia, destacan, sobre todo, aprender a organizarse, a apreciar la vida (las cosas “pequeñas”, los abrazos…), a ser más responsables, a tener mayor autonomía en su aprendizaje y a madurar.
Las respuestas a la pregunta abierta sobre “qué puedes agradecer”, recogen a la familia y amigos, la oportunidad que supone la situación, que se consideran privilegiadxs, el estar bien de salud y poder seguir con sus clases en remoto.
Y, por último, cuando les preguntaba qué puedo hacer yo para ayudarles a sobrellevar mejor esta situación, me piden que les mantenga informadxs a nivel general, y sobre la manera en la que serán evaluadxs, en particular, y que empatice y les entienda porque la situación les está afectando. Además, agradecen que les siga recordando por adelantado el plan para cada sesión, y que nos juntemos por Google Meet.
Este último comentario sobre esa necesidad de mantener un contacto directo conmigo he de decir que me extrañó, no lo esperaba, pensaba incluso que estarían hartxs de verme en clase y agradecerían perderme de vista.
Eso me llevó a buscar estudios sobre esta necesidad manifiesta de mayor contacto (aunque sea virtual) en un momento en el que el contacto no puede ser físico. En los momentos difíciles es cuando buscamos precisamente los intangibles, la conexión humana, y es que a pesar de que tengamos a nuestro alcance diversos medios electrónicos, a través de ellos es muy difícil establecer dicha “conexión”.
Parece ser que lxs docentes, debemos ser mucho más que expertxs en una materia. Según un estudio realizado por Tacca, Tacca y Cuarez, la inteligencia emocional del profesorado está directamente relacionada con la satisfacción académica del estudiantado universitario: “existe correlación positiva entre las variables de estudio (.80), siendo el componente interpersonal el que obtuvo mayor coeficiente de correlación con la satisfacción académica”.
Y, en estos momentos de crisis, esto pasa a primer plano. Adva Waranyuwat en la Harvard Business Publishing (Education) afirma que el estado mental de profesorxs y tutorxs es clave para el estado mental de nuestrxs estudiantes porque ellxs perciben cómo nos sentimos. La autora nos lista 6 barreras psicoemocionales a las que se están enfrentando nuestrxs estudiantes en este nuevo entorno de aprendizaje en remoto entre las que se encuentran que lxs estudiantes están preocupadxs por el impacto en su desempeño y que pueden ser más sensibles a la autoridad del profesorado versus a la de lxs tutorxs, y no se atreven a hacer partícipes a lxs primerxs de la situación adversa y particular que puedan estar viviendo en casa (actual entorno de aprendizaje). Adva nos recomienda estar disponibles para un contacto individual con lxs estudiantes y nos indica que actuar como un tutorx es nuestra mayor apuesta en este momento, sobre todo con aquellas personas que están teniendo dificultades porque son las que más van a evitarnos en nuestro rol de profesorxs: si detectas a alguien con dificultades, ofrécele una cita individual, significa mucho para esa persona y lo agradecerá sinceramente. Eso sí, si decides asumir ambos roles (profesor-tutor), haz que tus estudiantes sepan que cuando hablas con ellxs como tutorx es diferente a cuando lo haces como profesorx. Como tutorx estás para ayudarles y entenderles, no para evaluar su desempeño ni tienes objetivos de aprendizaje concretos que quieres que interioricen.
Ante todos los cambios que se están produciendo en nuestras vidas, a menudo nos sentimos desamparadxs (Dutton & Worline en la Harvard Business Publishing (Education)) y la tarea de un docente es dura. Según estos autores, la combinación de estrés y ansiedad puede causar pánico o indiferencia, pero nuestra responsabilidad profesional y nuestra humanidad nos llevan a actuar y aplicar nuestra compasión. Cuando nosotrxs mismxs estamos intentando mantenernos a flote haciendo grandes esfuerzos y trabajando en silencio muchas más horas que de costumbre, tenemos que hacer juegos de malabares adaptando nuestras asignaturas a este nuevo medio y siendo un canal para reconducir parte del sufrimiento que se vive fuera. Estos autores nos invitan a que, en vez de sentirnos impotentes y desperanzadxs tenemos que despertar nuestra compasión en nuestro trabajo. Compasión, que también debemos aplicar hacia nosotrxs mismxs por los inevitables errores que vamos a cometer. “Compasión es la respuesta del corazón al sufrimiento” (Jack Kornfield). Esto conlleva: identificar el dolor y sufrimiento a nuestro alrededor a pesar de que nuestrxs estudiantes no nos lo manifiesten (lo están ocultando tras sus ausencias, silencios, miradas, postura, emails con quejas o exigencias…), interpretar ese sufrimiento como merecedor de nuestra atención y empatía, mostrar interés por el sufrimiento ajeno, y actuar para reconducir o aliviar ese sufrimiento.
¿Y esto cómo lo materializamos? Dutton & Worline nos sugieren: replantear nuestras políticas de plazos y evaluación y añadir flexibilidad y aceptar excepcionalidades; añadir conectividad en las tareas que pedimos a nuestrxs estudiantes (entre ellxs y/o contigo); permitirnos estar psicológicamente presentes y disponibles con una escucha activa; comunicarles que estamos preocupados por ellxs y ser generosxs en la interpretación de sus circunstancias (darles el beneficio de la duda) ya que eso hará que minimicemos nuestros juicios precipitados y la posibilidad de que nuestras acciones añadan más sufrimiento.
Nuestrxs estudiantes siempre han traído ese sufrimiento al aula, lo que sucede es que el nivel de sufrimiento se ha visto incrementado en esta situación. Muchas personas dirán que la compasión “no es parte de mi trabajo” o que “eso corresponde a organizaciones religiosas y yo soy atex”. Sin embargo, paradójicamente es una realidad inevitable de nuestro trabajo como docentes. Que decidamos o no atender a ese sufrimiento es una de nuestras decisiones más significativas a la hora de ejercer nuestro rol. Los sentimientos de estrés, rabia, desilusión, frustración, miedo, soledad… están presentes, hoy más que nunca, aunque decidamos no hacer nada al respecto. Por lo tanto, como suele decir un buen amigo mío del que aprendo cada día y quiero ”from de bottom of my heart”, actuemos en COMPASIÓN, pero sobre todo CON PASIÓN.
Muchas gracias por este tipo de reflexiones que ayudan a estudiantes como yo.
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Our students have always brought that suffering to the classroom, what happens is that the level of suffering has increased in this situation.
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¡Me encanta esta sección de ‘Qué fue de…¡últimos directos!’! Es una manera genial de ponernos al día sobre artistas y figuras públicas que quizás hemos perdido de vista. Siempre es interesante descubrir en qué proyectos andan metidos ahora y cómo han evolucionado sus carreras.