3 de junio, Martes de la VII semana de Pascua
Las despedidas son parte de nuestra vida porque se dan cambios, migraciones, transiciones personales o colectivas que nos enfrentan al vértigo de lo que acaba. Y sin embargo, en medio de esas separaciones, hay algo que de alguna manera permanece.
El Evangelio nos habla de una hora decisiva; la del paso, la del encargo cumplido, la de la confianza en quienes continuarán la obra. En ese momento, lo esencial no es el poder, sino el conocimiento vivido, la entrega compartida, el sentido por el cual Jesús ha vivido.
Hoy podríamos dar una vuelta más a eso de asumir con hondura nuestra presencia en este mundo. Aun en medio de incertidumbres, deseamos que lo que hemos recibido pueda seguir dando fruto. Feliz martes.
