20 de junio, Viernes de la XI semana del tiempo ordinario
Vivimos rodeados de mensajes instantáneos, cadenas de texto, audios interminables y palabras que suenan a vacío. En un mundo que valora el decir, cuesta reaprender el arte del silencio cargado de sentido. También en lo más íntimo, incluso al pedir o agradecer.
Este texto nos recuerda que no es la cantidad lo que conecta, sino la verdad que habita las palabras. Frente a la verborrea, Jesús propone una oración sencilla, clara y profunda: el “Padre nuestro” como compendio de confianza, necesidad y perdón compartido.
Seguimos con el ejercicio de ir a lo esencial. Se trata de un ejercicio de hacer silencio interior, dejemos hablar al corazón, y digamos menos para sentir más. Tal vez ahí volvamos a encontrar lo que verdaderamente importa. Feliz viernes.
