23 de junio, Lunes de la XII semana del tiempo ordinario
En nuestro modo de vida solemos hacer juicios rápidos, en redes, en la calle, incluso en casa. Nos cuesta conceder al otro el beneficio de la duda, y más aún reconocer nuestras propias limitaciones. La prisa por señalar a veces oculta lo que deberíamos mirar dentro.
El Evangelio nos ofrece una clave incómoda aunque certera; antes de corregir al otro, limpiemos nuestra mirada. Sólo desde la humildad nace una ayuda verdadera, no desde la superioridad o el reproche. Juzgar menos no es rendirse, es aprender a ver mejor.
Hoy podríamos tratar de hacer un detox en nuestra mirada. Podríamos observar con más compasión y menos condena. Seamos sanamente autocríticos, antes que inquisidores compulsivos. Tal vez así aprendamos a convivir desde una lucidez más humana. Feliz lunes.
