Ríndete mañana

Por Asun Ibañez, Directora Académica del Título Propio de Especialización en Innovación y Emprendimiento.

Ayer.

Voy conduciendo de vuelta a casa y un aroma me invade. Lo respiro y te recuerdo. Qué lección de vida nos has dado hoy, Patxi. No te voy a engañar, cuando conocí tu historia me daba apuro tenerte frente a mí, temía no saber qué decirte. ¿Qué se le puede decir a alguien que ha pasado todo lo que tú has vivido? Y, eso mismo han dicho nuestrxs iNNoVaNDeRs tras tu charla: “no words”, “no hay palabras”.

Vuelve de vez en cuando tu aroma. Cada vez es más tenue. No te voy a engañar. Me tranquilizaba saber que Garazi (ella te conoce mejor), parte de la Crew y lxs 14G estarían con nosotros y me sacarían del apuro si me quedaba en blanco. No hizo falta. Fue mirarte por primera vez a esos ojos verdes, profundos como el mar, y hundirme en ellos con una paz difícil de describir.

Intento respirarte otra vez y ya casi no queda nada impregnando mi ropa. No puedo retenerte. No te voy a engañar. Me extraña no haber derramado ni una lágrima, ni cuando vi el documental sobre tu historia, ni cuando nos la contaste en la charla de iNNoVaNDiS. Soy bastante llorona, la verdad. Sin embargo, creo que el odio y la impotencia ante la injusticia bloqueó cualquier lágrima.

Fuente: https://www.kanopy.com/product/give-tomorrow

Hoy.

Voy a intentar recoger en unas pocas palabras las ideas que anoté en mi cuaderno y que me han dado qué pensar.

1. La integridad: Nuestras familias y profesorxs nos enseñan a ser justos y honestos. Cuando entras a la cárcel (y en el caso de Patxi, encima, es de una manera injusta) ves que allí dentro comportarte de una manera justa y honesta puede ponerte en peligro. Y es así a corto plazo. Sin embargo, a largo plazo, también allí, si has sabido mantenerte con esos principios y valores, la gente te respeta porque eres la única persona en la que pueden confiar. Patxi siempre se mantuvo firme en sus valores. Creo que de pocas personas (incluida yo misma) puedo decir que son tan íntegras.
2. La aceptación (que no resignación): No podemos cambiar la situación. Lo que sucede es lo que sucede. Pero sí podemos cambiar nuestra forma de mirar esa situación. El observador que somos que nos diría Joserra. En la cárcel, la persona que primero lo acepta es a la que más fuerte se le ve. Patxi nos decía que es muy fácil ser débil pero que él tiene por costumbre pasar a “realidad” cualquier “problema” que tiene y, una vez hecho, puede trabajar sobre esa realidad.
3. La incertidumbre: Qué curioso, en emprendimiento hablamos de lo importante que es adaptarse a la incertidumbre, que hay muchas personas que prefieren tener el control de saber lo que va a suceder en cada momento. Y, sin embargo, cuando estás en el corredor de la muerte, con una fecha fija de ejecución, Patxi nos decía que lo peor es saber cuándo vas a morir. “En la cárcel sabía que podía morir en cualquier momento y esa incertidumbre era ‘más cómoda’ que la fecha cierta de mi muerte”. ¡Qué sabia es la vida y qué generosa! No sabemos cuándo nacemos ni cuándo morimos. Así, nos da la oportunidad de vivir cada día como si fuese el último. ¿Qué harías hoy si supieses que es el último día de tu vida? Pues, HAZLO!
4. El odio y perdón: “El odio, al principio, es la gasolina para luchar, pero cansa mucho”. Es muy difícil vivir con miedo y odio y, luchar, aún más. “Vivir con odio y con rencor es muy cansado, agota”. Patxi nos contó que, cuando los medios de comunicación quisieron entrevistarle en el momento que se supo que le condenaban a muerte él pidió que fuese el que peor le había tratado y le dijo al periodista que para ejecutarte te inyectan tres fármacos: uno para dormirte, otro para relajar los músculos y otro para pararte el corazón. En el caso de Patxi, uno de esos fármacos sería la familia de las víctimas que ha mentido en todo momento, otro la justicia que ha sido inexistente, y otro los medios de comunicación que han dicho barbaridades y manipulado a la opinión pública. Sin embargo, Patxi le dijo al periodista: “cuando llegue el momento de mi ejecución, quiero que sepas que yo te perdono”. Nos contó que quiso decirle que le perdonaba porque no se imaginaba cómo de dura iba a ser su vida teniendo que vivir con la carga de que una persona inocente ha muerto por tu culpa. Otra de las cualidades que le hace grande: la capacidad de empatizar incluso con las personas que más daño le han hecho, y perdonarlas. Hoy en día, tampoco lucha por salir en libertad para no perjudicar a otros presos en Filipinas que están intentando que les traigan a España a cumplir su condena, porque si Filipinas interpreta que cuando vienen a España salen libres, no permitiría que viniesen. Y, su humildad cuando le decíamos que le consideramos una persona generosa y nos contestó que eso no tiene valor porque es generoso por egoísmo. Porque, comportándose así, se siente mejor. ¡Toma ya! 
5. El sentido: Patxi nos contó que, al principio, se preguntaba “¿por qué?” pero que, tras los años, encontró la pregunta correcta: ¿para qué? En su caso, lo tiene claro. Para que se aboliese la pena de muerte en Filipinas. Él está satisfecho de haber pasado por todo lo que pasó (y sigue pasando) porque, gracias a eso, la pena de muerte fue abolida en Filipinas. Podéis leer sobre esta certeza en el libro “El hombre en busca de sentido” de Victor Frankl.

Resiliencia y sentido del humor en estado puro. ¡Qué grande, Patxi! MILA MILIOI ESKER!!

Mañana.

Respiro hondo, ya no está. Vuelvo a respirar buscándolo, ha desaparecido. Ese aroma con el que me impregnaste anteayer cuando te abracé al despedirnos no lo encuentro hoy. Es igual, seguiré intentándolo, tal vez algún día, un viento de libertad vuelva a traerlo junto a mí. Me digo: Ríndete mañana, Asun. No te voy a engañar, ahora sí, una lágrima recorre mis mejillas.

Fuente: https://pixabay.com/es/el-agua-surf-naturaleza-mar-ola-3194377/