10 de mayo, Sábado III de Pascua.
Vivimos tiempos en los que muchas voces reclaman nuestra atención, y no pocas nos resultan incómodas o difíciles de aceptar. Preferimos lo que suena bien, aunque aparentemente sea escoandalosa, aunque no exija demasiado. Pero a veces, lo verdadero incomoda y lo valioso cuesta.
El Evangelio nos muestra que incluso entre los más cercanos a Jesús hubo quien se echó atrás ante un mensaje exigente. Frente al desconcierto, Pedro responde con confianza: hay palabras que no solo convencen, sino que dan vida, y solo quien ama de verdad puede pronunciarlas así.
Hoy podríamos estar atentos para escuchar esas palabras que transforman, aunque a veces no sean fáciles. Caminemos con quien nos ofrece sentido y profundidad, sin conformarnos con lo inmediato o lo superficial. Feliz sábado.
