En un mundo hiperconectado donde las relaciones se vuelven cada vez más superficiales, la cuestión del amor verdadero cobra especial relevancia. Cada vez más anhelamos conexiones de que sean humanas de verdad, con espacios de encuentro auténtico.
Hoy el Evangelio nos muestra la profunda relación entre el amor y la acción. No basta con declaraciones vacías; el amor genuino se demuestra en la fidelidad a Jesús y a su propuesta de Reinado de Dios.
¿Cómo podríamos mostrar nuestro amor en la vida cotidiana? Es una llamada a ser coherentes entre lo que sentimos, pensamos y hacemos. Se trata de convertir la idea y la sensación de amor en hechos que nos hablen de una vida coherente. Feliz lunes.
