1 de junlio , martes de la XIII semana del tiempo ordinario
Vivimos tiempos en los que la incertidumbre golpea con fuerza: noticias inquietantes, ritmos acelerados, miedos colectivos. En medio de la tormenta, buscamos seguridades que no siempre nos sostienen. La sensación de ir a la deriva nos resulta cada vez más familiar.
El relato evangélico nos habla de miedo y de fe, de una tormenta exterior que refleja otras tormentas interiores. Jesús duerme, pero no está ausente: su palabra basta para calmar el caos. La calma llega cuando se le invoca desde el corazón más vulnerable.
Tratemos de reconocer nuestras propias tormentas sin disfrazarlas ni negarlas. Aprendamos a confiar incluso en medio del desconcierto. Y sigamos remando juntos, con la certeza de que toda tempestad tiene también su calma. Feliz martes.
