Razón y emoción: el fundamento de la innovación y el emprendimiento
Razón y emoción van unidas en todos los procesos mentales. Razón y emoción son el fundamento evolutivo de la innovación y el emprendimiento. Solo conseguiremos una formación integral e integrada a la realidad del ser humano, una mejora den los procesos de innovación y emprendimiento, un desarrollo de dichas competencias contemplando este paradigma, nuevo para muchas personas.
Tomemos como partida una definición de innovación, una que nos resulte familiar a los iNNoVaNDeRS: A partir de una idea nueva, una idea creativa, generar valor, generar riqueza de una forma sostenible (en lo económico, en lo social y en lo medioambiental).
En la primera fase, la creativa, la emocionalidad es prevalente frente a la razón. Las emociones presentes, las necesarias son las (mal denominadas) positivas, las agradables. Emociones que facilitan un pensamiento libre, expansivo, ilusionante, creativo, lateral, divergente, que sea capaz de generar nuevas visiones, nuevas posibilidades, nuevas realidades. No obstante, todos sabemos que eso no es suficiente: es necesario hacer una nueva propuesta de valor, generar valor, riqueza, sostenibilidad. Este es el momento del cambio, del giro emocional, el giro a un pensamiento y comportamiento más racional.
Para potenciar ese cambio, para poder analizar detenidamente las ideas generadas en la etapa anterior, para evaluarlas, ponderarlas, jerarquizarlas, desecharlas o tomarlas en consideración es necesario un pensamiento analítico, crítico, focalizado, restrictivo, que sea capaz de detectar aquellos elementos o circunstancias de los primeros prototipos, de las primeas experiencias piloto que el entusiasmo creativo no nos haya permitido apreciar. Emociones más desagradables (mal llamadas negativas) como el miedo, la desconfianza, la ansiedad, la incertidumbre, la duda permitirán generar este tipo de pensamiento que contará con un sesgo mucho más racional y reflexivo que nos permitirá ir afinando la propuesta de valor y generar el plan de viabilidad necesarios para la escalabilidad y sostenibilidad del proyecto.
Como se ve, un uso inteligente de este paradigma, el paradigma de la inteligencia emocional, la unión de razón y emoción en todos los procesos mentales, será necesario para conseguir de una mejor manera el fin propuesto. Identificar, usar, comprender y gestionar nuestras emociones y las emociones de los que nos rodean nos permitirá conseguir de una mejor manera nuestros objetivos, entre los que se encontrará, seguro, la mejora de nuestro bienestar y el de las personas que queremos.
Podríamos seguir hablando haciendo referencia explícita al emprendimiento, de sus componentes de proceso y proyecto pero también de los vaivenes emocionales a los que las personas emprendedoras van a tener que someterse. La ilusión, la esperanza, el entusiasmo, la confianza, la alegría de los primeros momentos unidos al miedo, la rabia, la desesperanza, la vergüenza, la frustración de otros periodos harán de la experiencia un auténtico carrusel de emociones. Carrusel que supondrá una buena experiencia si está gestionado de forma emocionalmente inteligente… pero esto, el emprendimiento, será el objeto de otro post.
La innovación, el emprendimiento, la vida son una mezcla de razón y emoción que muchas personas intuíamos y que ya la Neurociencia ha sancionado. Innovemos pues aplicando este nuevo conocimiento de una forma inteligente a nuestros procesos mentales, laborales, vitales. Seamos también emocionalmente inteligentes.
Razón y emoción… Me ha gustado mucho la temática. Parece que estos dos han estado en guerra desde el principio de los tiempos, con lo emocionante que es combinarlos… Muchas veces no sabes muy bien qué saldrá de la mezcla pero, en mi caso, el resultado nunca me ha defraudado aunque haya sido mejor unas veces y peor otras. Así que, totalmente de acuerdo contigo: «Seamos emocionalmente inteligentes», un reto sí… ¡Pero qué reto : ) !
camping2k
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