25 de abril, Viernes de la Octava de Pascua
En una sociedad marcada por la prisa y la presión por resultados inmediatos, nuestras redes a menudo permanecen vacías pese al esfuerzo invertido. Solemos experimentar la frustración de noches sin fruto que hace que nos sintamos mal y estériles.
El Evangelio de hoy nos recuerda que Jesús siempre nos invita a confiar y persistir, transformando nuestra desilusión en abundancia inesperada. En medio de lo ordinario, Él nos espera con paciencia y cariño. Su presencia nos enseña que la confianza es esencial para lograr frutos de vida verdadera.
Abramos juntos los ojos y el corazón para reconocer lo bueno en nuestra vida diaria. Lancemos hoy nuevamente nuestras redes en nuevos lugares y así avancemos sobre miedos y bloqueos que nos puedan paralizar. Feliz viernes.
