28 de abril, Lunes II de Pascua
Vivimos tiempos de cambios vertiginosos e inciertos, donde a menudo buscamos certezas que nos den seguridad. Estos tiempos de incertidumbre nos acercan a la noche de nuestras dudas en busca de sentido y anhelamos signos que nos indiquen que no estamos solos en medio de tantos desafíos.
Jesús nos recuerda que no basta con adaptarnos a los cambios exteriores; necesitamos nacer de nuevo en el corazón. No se trata solo de cambiar hábitos, sino de dejarnos transformar por el Espíritu, acogiendo la vida nueva que Dios nos ofrece cada día.
Necesitamos abrir nuestro interior al soplo misterioso de Dios. Atrevámonos a dejarnos renovar desde dentro hacia fuera. Se trata de volver a nacer cada día ante lo nuevo que ha de surgir. Feliz lunes.
