16 de mayo, Viernes IV de Pascua
A veces nos sentimos desorientados, sin saber a dónde vamos ni cómo llegar. El ritmo cambiante del mundo, las decisiones que apremian y la sensación de no tener el mapa generan vértigo.
Pero en esa incertidumbre se abre un espacio para la confianza. No necesitamos tenerlo todo claro para avanzar; basta con reconocer una dirección que nos invita a vivir con verdad. Hay caminos que, aunque no estén en los mapas, conducen a lo esencial.
Podríamos empezar por hacer de nuestras preguntas un punto de partida. Sigamos caminando, aunque no veamos del todo el destino, guiados por la búsqueda de lo verdadero y lo que da vida. Porque a veces no saber adónde vamos es el primer paso para encontrar lo que realmente importa. Feliz viernes.
